domingo, 26 de abril de 2015

Cuando ocurre, lo sabes

    Hay un momento en la vida de todo el mundo en el que aparece esa persona que hace que el suelo se abra bajo tus pies. No sabes cómo. No sabes cuándo. No sabes quién es. Solo lo sientes. Sentirlo es lo más importante. Puedes estar cómodo con una persona, pero si no te hace remover los sentimientos no sirve de nada... Notar esos nervios en el estómago cuando le ves llegar con ese polo que te encanta, esos vaqueros que le quedan tan bien y ese pelo medio desgarbado que tan sexy le hace. 

    ¿Y la mirada? Dicen que la mirada es el espejo del alma. La suya debe de ser de las más bonitas. Esa profundidad, esas ganas, esa manera de mantenerla los instantes exactos para hacer que el mundo se vuelva del revés... Al igual que la sonrisa. Una sonrisa bonita puede hacer que vueles a otro mundo. Un mundo que pensabas que nunca ibas a encontrar, pero que al fin llegó.

    Además... ¿Qué me decís de la barbita de tres días? Eso nos vuelve locas a todas... Ese toque de interesante, maduro, sexy y, sobre todo, de hombre. Un hombre que debería ser real y alcanzable. Hay sentimientos que no se pueden controlar, por mucho que se desee. Si se pudiera ponerle un candado al corazón para que dejara de latir por la persona equivocada, para dejar de sufrir... Las cosas serían de otra manera, pero lo malo es que no se puede. No se puede poner el freno de mano a aquello que empieza a nacer. Es como intentar ponerle una cortina al sol para que no entre la luz en la Tierra.

    El amor es una de las cosas más complejas que hay en la vida. Le quieres y no te quiere... Te quiere y no le quieres... Os queréis pero no podéis estar juntos... Hay veces en las que me preguntó si el destino es tan caprichoso como pienso. Principalmente cuando hace que te encuentres en tu camino a todas esas personas que no son la 'indicada'. ¿Para qué lo hace? Para que aprendas de los errores. Para que cuando llegue, sepas cómo comportarte. Cómo cuidarla. Cómo sentir... Pero, sobre todo, para que sepas quién es. Porque a veces la has descubierto, aunque no tengas la oportunidad de conocerla. La ves a diario en el trabajo, en la universidad, en el autobús, por la ciudad. Pero no le has hablado y, por supuesto, no te ha hablado. Miedo. Miedo a hacer el ridículo. Miedo a que todo lo que crees de esa persona sea verdad y te vayas enamorando. Miedo a sufrir... Miedo. Miedo. Y más miedo...

    Son pocas las personas que encuentran a la 'indicada'. Puedes no hablar mucho con alguien. A penas verla. Casi no conocerla... Pero hay sentimientos que son indomables, y este es uno de ellos. No puedes controlar por quién sentir y por quién no. No puedes controlar lo que los demás sientes. Y, sobre todo, no puedes controlar el tiempo. Ese que se encarga de poner todo en su lugar... Porque, al fin y al cabo, el tiempo es el único que sabe lo que va a pasar. Lo que vas a sentir. Y de quién te vas a enamorar... Es algo mágico, pero que te acojona. Los sentimientos son el mayor poder que tiene el ser humano. Capaces de hacerte feliz y de llevarte a la más profunda oscuridad, pese a estar rodeada de luz. Esa es la peor sensación. Aun así, siempre es mejor arriesgarse a sufrir. Es la única manera de saber si funcionará o no. Quedarse con la duda es el peor de los males. En definitiva... Cuando llega la persona 'indicada'... lo sabes desde el primer momento. Por mucho que intentes negarlo. Por mucho que intentes camuflarlo. Siempre saldrá a relucir. El corazón es la mayor arma, y el amor es una batalla diaria... ¿Quieres venir a la guerra conmigo? 


    

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